3 destinos para vivir un sorprendente Día de Muertos



El Día de Muertos en México es una celebración que distingue a nuestro país a nivel mundial.  Desde el 31 de octubre y hasta el 2 de noviembre los mexicanos se preparan para recibir a sus difuntos con la colocación de ofrendas. Flores de cempaxúchitl,  veladoras y la comida preferida de quienes alguna vez estuvieron en este mundo adornan las ofrendas.

Huejutla, Hidalgo

Sitio por excelencia para disfrutar las festividades en honor a los difuntos, en nueve  municipios de este poblado se celebra el tradicional “Xantolo” voz nahuatlizada de todos Santos. La festividad tiene un toque particular ante la presencia de distintos grupos como los nahuas, teneks, otomíes y pames, entre otros, quienes llevan a cabo esta celebración con danzas, cantos, máscaras y vestimentas que por unos instantes los ponen en contacto con el más allá. 

Festejos de Día de Muertos en Huejutla, Hidalgo. Fotografía Fermín Guzmán, México Genial


Ofrendas en forma de arcos, música de violines y de banda le ponen un toque especial a la celebración. 

Las ánimas de los difuntos que no tienen hogar también son bien recibidas con ofrendas dedicadas al Ánima sola.

Despedida del Anima Sola, Zoquitipán, Yahualica, Hidalgo. Fotografía Fermín Guzmán, México Genial




La danza es una de las manifestaciones más recurrente de la festividad, agrupados en cuadrillas y comparsas,  hombres  disfrazados de mujeres o ataviados con trajes viejos y máscaras tradicionales bailan los vinuetes de Día de Muertos recorriendo calles y plazas principales. 


Comparsa San José, Hidalgo. Fotografía Fermín Guzmán, México Genial


La danza es una de las manifestaciones más recurrente de la festividad, agrupados en cuadrillas y comparsas,  hombres  disfrazados de mujeres o ataviados con trajes viejos y máscaras tradicionales bailan los vinuetes de Día de Muertos recorriendo calles y plazas principales. 



Cuadrilla de Zoquitipan. Fotografía Fermín Guzmán, México Genial

Ocotepec, Morelos 

En el 2014, la festividad del Día de Muertos en Ocotepec,  se integró a la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Esta magna festividad tiene como característica el cuerpo simulado. 

Los familiares del fallecido velan el cuerpo simulado durante el 1 y 2 de noviembre. Fotografía Leyni Méndez



Así es, en este poblado la celebración se lleva  acabo a manera de velorios. En las casas de los difuntos que fallecieron durante este año se realiza la simulación del cuerpo presente del difunto y alrededor de este se adorna de manera monumental.



Los familiares del fallecido velan el cuerpo simulado durante el 1 y 2 de noviembre. Fotografía Leyni Méndez




Una ofrenda gigantesca rodea al cuerpo, mientras que los visitantes son recibidos con alimentos como pan, café o tamales.  Los visitantes entregan velas a los familiares en favor por permitirles visitar su hogar.  Los visitantes deben llevar un jarro o taza para las bebidas, así también se evita la contaminación. 

Además del cuerpo simulado del fallecido se instala un enorme altar rodeado de flores y comida. Fotografía Leyni Méndez




Durante la noche del 1 y 2 de noviembre se realizan actividades en la parroquia del convento del Divino Salvador. Fotografía Leyni Méndez

  HUAQUECHULA, PUEBLA 

 El pueblo está enmarcado por el bello convento que data de 1570 dedicado a San Martín. La belleza de los altares de día de muertos dedicados a los fallecidos durante este año va más allá de toda interpretación. 

Convento que data de 1570 dedicado a San Martín. Fotografía Leyni Méndez.




 El altar representado en tres niveles tiene una fotografía del ser querido, la cual  se adorna de alimentos y todas las cosas que le agradaban en vida al difunto. 

 Un detalle característico es el espejo que se pone frente a la fotografía, el cual representa la entrada al inframundo, según los familiares. A la imagen le acompañan los lloroncitos, figuras de niños que están llorando por la partida del difunto.

Las ofrendas monumentales son visitadas por miles de personas. Fotografía Leyni Méndez. 

 Los altares monumentales llegan a medir hasta dos metros de alto y tres de ancho, todo depende de la creatividad de los familiares.



Altares de Huaquechula. Fotografía Leyni Méndez








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